The Killers me sacaron el alma del cuerpo
Fueron más de una veintena de veces las que pretendí estar en un festival musical mientras The Killers sonaba en mis audífonos a las dos de la mañana, sola, en mi habitación. Este fin de semana no tuve que pretender, canté desde "Run For Cover" hasta "Jenny Was a Friend of Mine" (mi favorita) en la vida real, en un festival. Así viví el Lollapalooza 2018 en Argentina.
La posibilidad de que pudiera asistir era una en diez mil millones. Apenas me mudé a este país hace tres meses, escapé de una Venezuela en crisis, no traje dinero de sobra, el horario de mi trabajo es muy estricto y los permisos para faltar casi imposibles, sorteé la ansiedad de viajar sola a una metrópolis, sin estar segura de en cual terminal debía bajar, batallé con el transporte público y cuando vi esas inmensas letras corpóreas describiendo el nombre del evento supe que los sueños se hacen realidad.
La ansiedad fue la protagonista del día. Tuve que trabajar hasta las 12:00 del mediodía y luego tomar un autobús para un viaje de cinco horas hasta la capital argentina. Mientras rodamos por aquella autopista que me recordó mucho a casa (Venezuela), me entero que por factores climáticos habían adelantado el organigrama del Festival. Por supuesto que mi alma dejó mi cuerpo por unos segundos y volvió, no era suficiente con tener el tiempo ajustado, ahora esto se había convertido en misión imposible. Pero los temores fueron en vano, llegué con el tiempo perfecto para ver a mi dulzura preferida: Lana del Rey y luego a mi banda favorita desde los 14 años: The Killers, la razón por la que desembolsillé tanto dinero en esa entrada.
Los eventos musicales tienen algo que provoca en mi un millón de sentimientos, todos buenos: me dan alegría, me dan paz, me hacen sentir que todo es posible en la vida y que puedo lograr lo que me proponga. Allí aguanto contenta empujones, malos olores, todo por escuchar a miles de personas corear juntas las frases favoritas de cada canción.
A Lana del Rey la vi poco, aunque lograba un efecto hipnótico en mi con su voz, su estilo, su aura calmada, el punto focal de la noche eran los de Las Vegas, así que mientras sonaba "West Coast" yo me alejaba hacia Nevada.
Por supuesto que los asesinos iniciaron su show con "The Man" Y mientras una lluvia de papelillo rosa nos bañaba yo miré al cielo y agradecí la oportunidad de estar ahí.
La voz de Brandon Flowers suena tan magistral en vivo como en mis audífonos y mientras le veía no hacía sino recordar que su cara adornaba mis paredes hace ya 12 años pero ahora estaba ahí, y lo veía y era la vida real. No lo podía creer.
Fue magia extra que Brandon usara mi traje Gucci favorito y cuando salió al escenario con su álter ego dorado para cantar "The Calling" mi alma volvió a dejar mi cuerpo por otros dos segundos antes de volver. Aunque la banda no tiene su formación original cada nota estuvo perfecta y nada sonó fuera de su lugar. Ver a Ronnie Vannucci golpear la batería es un show aparte de por sí.
Hoy tengo una sonrisa en mi rostro que durará meses aunque el lamento de volver a la rutina se apodera de mi mente, pero como dijo Flowers el sábado: "La vida puede ser dura, es la manera en que va, pero puede voltearse y funcionar también".
Imágenes: Ana Arenillas
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